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Tener piel grasa puede sonar muy laborioso y difícil de controlar, pero esto únicamente es así si no entiendes lo que una piel grasosa es y lo que necesita.

Todos los tipos de piel necesitan cierta cantidad de grasa para mantenerse humectadas. La grasa es producida por las glándulas sebáceas localizadas mayormente en la cara y el cuero cabelludo. Estas glándulas producen el sebo, una sustancia que se encarga de limpiar los poros, lubricar la piel y evitar que se seque.

La producción de sebo es diferente en cada persona dependiendo del tipo de piel que tenga. Las pieles que producen sebo en exceso suelen lucir brillosas y también sufren de poros congestionados. Esta es la razón por la cual la gente le teme a una piel grasa, pues tiende a tener imperfecciones como el acné.

¿Cómo saber sé si tengo piel grasa?

Lo primero es identificar tu tipo de piel. Tal vez estás sufriendo por tener piel grasa cuando en realidad tu tipo de piel es mixta y no le estás dando el tratamiento adecuado.

Existen signos que te ayudarán a identificar tu tipo de piel fácilmente.

  • Una o dos horas después de lavarte la cara tu piel vuelve a verse grasosa.
  • Si tu piel luce brillosa y grasosa al final del día.
  • Tu maquillaje se derrite después de varias horas aunque no haga mucho calor.
  • Por lo general tienes espinillas y puntos negros en las zonas que más grasa producen.
  • Tus poros se ven grandes.
  • La zona T es igual o un poco más grasosa que el resto de la cara. ¡Ojo! Si lo único grasoso en tu rostro es la zona T y la barbilla probablemente tengas piel mixta no grasa.

¿Qué causa una piel grasa?

El exceso de grasa en la piel puede ser causado por muchos factores. Los niveles elevados de hormonas pueden hacer que tu piel produzca más grasa, por ejemplo, durante la pubertad, el embarazo, los ciclos menstruales o la menopausia.

¿Qué hacer por mi piel grasa?

La ames o la odies, no puedes cambiar tu tipo de piel, por eso es mejor aceptarla y amarla tal cual es. Lo que sí puedes cambiar es tu forma de tratarla y controlarla para sacarle provecho.

Lo primero que debes saber es que no buscamos eliminar el brillo de tu cara, sino controlarlo. Una vez que lo hayas logrado conseguirás un glow increíble que gritará, “Mi rostro está sano”.

No laves de más

Lo correcto es lavar la cara solamente dos veces al día, una en la mañana y la otra en la noche. No lo hagas más veces aunque sientas la cara grasosa, pues con esto solo conseguirás que tu piel produzca aún más grasa de lo normal.

Elegir el limpiador correcto entre tantas opciones parece un reto. Nuestro consejo es que escojas uno cremoso. Los limpiadores con esta consistencia disuelven la suciedad sin afectar los niveles de hidratación naturales de la piel.

Cambia la funda de tu almohada constantemente

Por lo general sudas más mientras duermes, esto significa que tu ropa de cama, principalmente la funda de tu almohada, guardan suciedad y sudor, por eso debes cambiarla constantemente para disminuir la cantidad de suciedad que entra en la piel y obstruye los poros.

No dejes de hidratar

Una piel grasa no es sinónimo de una buena hidratación. Si tu piel no está bien hidratada las glándulas sebáceas comenzarán a producir más grasa para compensar. Busca un producto humectante que sea libre de aceites, no comedogénico y a base de agua.

Tengas el tipo de piel que tengas, la hidratación es la clave de una piel joven, sana y luminosa.

Incluye ácido salicílico en tu rutina

Este BHA juega un papel muy importante cuando de controlar una piel grasa se trata, pues ayuda a disminuir la aparición de puntos negros y otras imperfecciones. Además ayuda a combatir el exceso de sebo en la piel.

La mejor forma de incorporar este ingrediente en tu rutina es utilizando un suero que contenga ácido salicílico dos veces a la semana para exfoliar el rostro. También puedes encontrarlo en limpiadores, si optas por esta opción déjalo actuar por uno o dos minutos antes de lavarlo y enjuagarlo.

Cuida tu alimentación

El origen de una piel grasa puede estar en los alimentos que consumes. Si tienes este tipo de piel evita el azúcar y los lácteos, pues estos productos incrementan la producción de grasa.

Mejor incluye en tu dieta alimentos ricos en zinc como: nueces, legumbres o carnes rojas. El zinc ayuda a regular la producción de grasa.

Ama tu piel, dale el cuidado que se merece y estamos seguros que se verá mejor que nunca.


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